El haber cursado esta materia y haber realizado un Análisis comparativo de los sistemas políticos y socioeconómicos mundiales, nos ha ayudado a entender las políticas internacionales, muchas veces, escuchamos en las noticias de tal o cual país que tiene problemas económicos muy serios que están en extrema pobreza, mientras otros países viven en opulencia y es ahí donde nos preguntamos cómo es que pasan estas cosas. Y nos ponemos a analizar las diversas situaciones mundiales que estamos viviendo, gracias a esta materia, es que pudimos comparar los diversos sistemas económicos que rigen a los diferentes países de todo el mundo. Si bien cada sistema tiene sus principios de ser, como en el Capitalismo que se basa en la iniciativa y en la empresa privada, cuyo objetivo es tener ganancias. Y el Socialismo que refleja las leyes del desarrollo de la sociedad y la ideología de la clase trabajadora, su vanguardia, unida en las filas de los partidos comunistas. Cada uno defiende sus pilares de los cuales se formaron, en la actualidad cada estilo socioeconómico ha ido sufriendo de cambios que viéndoles de un punto de vista han mejorado, pero que todavía les falta a ambos una manera eficiente de generar mejores niveles de vida para la sociedad. Cada uno en sus funciones propias. Si bien son sistemas antagónicos, podría llegar el día en que se combinen ambos para mejorar la economía mundial y por ende al pueblo.
Con la crisis financiera que se está viviendo en estos momentos a nivel mundial, y que afecta tanto a los países capitalistas poderosos, como a los países en desarrollo; estos tienen una situación más complicada, ya que tienen menos posibilidades de poder salir adelante con la globalización mundial. Esto nos hace reflexionar sobre las medidas generadoras que se deben aplicar en los sistemas socioeconómicos actuales, para poder nivelar la economía mundial.
Las injusticias económicas y sociales que se dan en el mundo, son una realidad que se debe tomar en cuenta, ya que las situaciones que se dan en los marcos sociales y políticos no pueden pasar por alto, las necesidades que no han sido cubiertas de la población. Es importante lograr la “Equidad”, que los pobres compartan las ganancias que la sociedad genera, cuando se crea el desarrollo, y que las clases sociales altas o ricas, también compartan las complicaciones sociales cuando hay crisis y no solo estén de observadores porque a ellos no les va ni les viene la situaciones de los pobres. El crecimiento es necesario para el desarrollo de los países, y para reducir la pobreza de los mismos, esto implica tener buenas estrategias para aplicarlas no solo a la economía sino a la educación, la salud, la vivienda etc.
SITUACION DE AMERICA LATINA
Cada vez se tiene más la conciencia del abandono que sufre América latina por parte de los Estados Unidos. El Grupo de Río, que aglutina a 18 naciones latinoaméricanas, han sido incapaces de lograr una posición común. Este es uno de sus problemas y la causa de su debilidad.
El panorama actual de Latinoamérica es muy preocupante.
Se han producido fuertes transferencias de recursos financieros netos, fundamentalmente a Estados Unidos y la Unión Europea, por una cantidad de 39.000 millones de dólares en el 2002, que equivale al 2,4 % del PIB regional. Los países latinoamericanos cargan con deudas externas que equivalen entre el 30 y el 70% de su PIB y a cuyo servicio dedican buena parte de sus ingresos por exportaciones. Se han deteriorado los intercambios comerciales en todos los países de la región, con excepción de los países productores de petróleo. La inflación está en un 12%, siendo uno de sus principales cánceres económicos con graves repercusiones sociales.
El número de pobres que sobreviven en Latinoamérica con menos de un dólar diario aumentó de 48 a 57 millones, en las dos décadas que se aplicaron las reformas recomendadas por las instituciones internacionales, como el FMI y el BM. Las desigualdades sociales son tremendas. En Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua y Paraguay, el 10% de la población más afortunada, tiene entre el 40 y el 50% de la riqueza nacional. En estos mismos países, el 20% menos afortunado de la población, sobrevive con menos del 4,5% de la riqueza nacional.
Según el BM, sí los países ricos redujeran sus barreras comerciales, y aumentaran su ayuda, los países pobres invertirían más en salud y educación y si el crecimiento económico se mantuviese, el número de personas pobres en Latinoamérica bajaría a los 47 millones de pobres en el 2015.
Los países desarrollados dedican el 0,22% de su PIB a ayuda al desarrollo, mientras que en la década de 1960 destinaban un 0,5%. Qué lejos queda en España el planteamiento del 0,7%, cuando escasamente llegamos al 0,3% y va disminuyendo ese porcentaje con el Partido Popular.
La situación política en Latinoamérica es muy compleja, debido a la inestabilidad de los gobiernos, que se muestran incapaces de hacer frente a una situación tan difícil como la actual. Al mismo tiempo, se está produciendo un cuestionamiento de las políticas neoliberales del llamado consenso de Washington, con el surgimiento de movimientos sociales, que fueron puestos de relieve en el foro de Porto Alegre.
Ha llamado mucho la atención y de forma grata, las posiciones de Chile y de México como miembros del Consejo de Seguridad de la ONU. Sabiendo mantener su coherencia frente a la amenaza, el chantaje y el chalaneo del contubernio de las Azores, que ha servido para dignificar la política latinoaméricana a los ojos del mundo. Siendo como son dos países con fuertes inversiones norteamericanas.
México exporta a Estados Unidos más del 80% de su producción y tiene firmado un acuerdo de Libre Comercio con América del Norte ( NAFTA). Chile, está pendiente de la ratificación de un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y con unos intercambios comerciales de 6.000 millones de dólares en el 2002, fundamentales para el país andino.
El futuro político de América latina, pasa por la consolidación de alternativas políticas viables como la de Lula en Brasil, que sirvan para profundizar en la democracia como sistema político y para un desarrollo social más coherente que atienda a las graves carencias que tienen amplias capas de la población.
Avanzará en la misma medida que sea consciente de su potencia, que busque su propio modelo político y social. Realizando una política económica más cercana a sus potencialidades y menos a los intereses de las multinacionales. Aspecto importante sería la extensión y consolidación de Mercosur por todo el continente, con una mayor amplitud de objetivos. Debe alejarse de los procesos neoliberales y de la dolarización de su economía.
En general, en el marco de sus estrategias comerciales, la prioridad de los países latinoamericanos debería ser la de salir del endeudamiento externo como forma más eficaz de reducir el riesgo de una repetición de la crisis de la deuda. Es obvio que dentro de este marco es importante el acceso al mercado norteamericano (como también al europeo, y recientemente al mercado asiático), pero solo en condiciones que posibiliten un superávit comercial. Dentro del marco del ALCA, el ideal en este sentido sería una apertura asimétrica de los EEUU a favor de las economías latinoamericanas. Como parece poco probable que este fin se realice dentro del marco del ALCA, la condición mínima debería ser que ningún país pierda comercialmente comparado con el estado anterior al ALCA.
Es importante que se evite un compromiso formal, constituido por contractos internacionales, con el paradigma de desarrollo liberal. Eso no significa de ninguna manera una llamada al regreso del viejo paradigma de la Industrialización mediante sustitución de importaciones (ISI), así como fue practicado en América Latina por muchas décadas, pero sí la implementación de una política de intervenciones inteligentes para evitar la acumulación de déficits externos y una deuda externa significativa. Todas las economías exitosas del periodo pos guerra, desde Alemania y Japón hasta China, pasaron por un camino de proteccionismo en el mercado de bienes y convertibilidad limitada combinado con competitividad externa, lo que posibilitó que la importación de capitales para el financiamiento del crecimiento estuviera limitada a áreas muy restringidas.
En el actual debate en torno a las estrategias comerciales hace falta vincular estas estrategias con los debates en el área de moneda y finanzas internacionales. Esos últimos debates, desde que comenzó la serie de profundas crisis financieras en los llamados mercados emergentes, demuestran un renovado y vivo interés en políticas de regulación de diversos tipos. Aunque la comunidad científica está lejos de formular un nuevo paradigma, quedó muy claro que los modelos basados exclusivamente en el marco liberal contienen problemas muy graves. Sería absurdo que ese avance – y es sin duda un avance, aunque muy incompleto y bastante confuso todavía – fuera destruido por una serie de Tratados de Libre Comercio que imposibiliten el acceso de los países a medidas que posteriormente sean evaluadas como imprescindibles para la sustentabilidad del crecimiento económico.
El Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) está planeada como acuerdo multilateral que define de manera muy amplia lo que sería el “libre comercio”. Es también debido a este aspecto que el Tratado enfrenta tanta resistencia, especialmente por los países de Cono Sur y Brasil. La perspectiva, desde el punto de vista de hoy, es de un “ALCA light” con repercusiones bastante reducidas. Al mismo tiempo se puede observar una “regionalización” del ALCA, ya que durante los últimos meses los Estados Unidos firmaron una serie de Tratados de Libre Comercio bilaterales y con los países centroamericanos.
En general, en cualquier tipo de negociación comercial los países latinoamericanos, que son economías deudoras, tienen que hacer lo posible para que los contratos ayuden a reducir el stock de la deuda externa, ya que ésta es la manera más eficaz de reducir el riesgo de futuras crisis financieras con sus altos costos económicos y sociales.
Los últimos 25 años en América Latina fueron, a pesar de un fuerte cambio en la estrategia de desarrollo, repetidamente marcados por crisis financieras y de deuda. La prioridad hoy debe ser evitar el peligro de nuevas crisis financieras que vienen en momentos de salida de flujos de capital. La manera más eficaz de reducir la dependencia de un nuevo capital externo es un superávit comercial.
Esta prioridad debería guiar también los principios de negociaciones internacionales en el ámbito comercial de los países latinoamericanos. Obtener un saldo comercial positivo demanda, por lo menos en ciertas circunstancias, la intervención macroeconómica activa del Estado. En ese sentido, parecería
contra productivo afirmar un compromiso hacia una estrategia de desarrollo marcadamente liberal mediante contratos internacionales.
viernes, 18 de diciembre de 2009
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